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viernes, 31 de julio de 2015

CADAQUÉS. El pueblo por el que Dalí perdió la cabeza.


Hasta bien entrado el siglo XIX Cadaqués había estado prácticamente aislado por tierra. Era un lugar al que se entraba en barco, sobre todo de pesca. Este aislamiento forjó el carácter local e incluso una cierta singularidad idiomática que añadió aún más riqueza si cabe a la lengua catalana.

Cadaqués desde los comienzos del siglo XX vivió su Belle Époque particular, sobre todo con la llegada de importantes valores de la cultura española y mundial, quienes se empaparon de la inspiración que provoca desde siempre este bello rincón de la Costa Brava. Por Cadaqués pasaron celebridades y mitos tales como Pablo Picasso, Magritte, Max Ernst, Duchamp, Dérain, Federico García Lorca, Buñuel, Miró, Eugeni d’Ors y muchos otros.






Pero hay que reconocer que Cadaqués sólo estuvo ligado sentimentalmente a un solo genio. Y es que fue Salvador Dalí quien la amó profundamente comprendiendo que para alcanzar el surrealismo debía respirar la brisa matutina desde la ventana de su casa de Portlligat, la cala que terminó de domar a la fiera. Él, consciente o no, logró lo que nadie había conseguido, hacer que Cadaqués fuese inmortal y que el espíritu daliniano rondara para siempre por las calles estrechas de cuestas donde las ventanas enrejadas y las flores se abrazan con auténtica pasión.



Casa-Museo Dalí
La casa-museo de Dalí en Portlligat es junto a Figueras, el eje conciliador de una figura de talla mundial. Y, por supuesto, el lugar más visitado de la localidad. Se trata de un rincón compuesto por varias barracas de pescadores en las cuales el artista compuso su universo. Es allí donde los admiradores de las obras de Dalí podemos rendir tributo a sus extravagancias. Cada rincón de la casa tiene algo que contarnos. Es como si el personaje estuviese todavía allí haciendo de anfitrión, contándonos su peculiar visión del mundo. Sólo adelanto que en la entrada te recibe un oso polar disecado y lleno de abalorios. El resto lo debe descubrir el visitante...
Un inciso práctico bastante necesario es decir que para acceder a la Casa-Museo Dalí hace falta reservar previamente. No es llegar, comprar entrada en taquilla y listos. Desde la web de la Fundación Salvador Dalí uno puede concretar día y hora. El coste de la entrada individual es de 11 euros. Y se exige puntualidad, ya que las visitas son guiadas y llegar unos minutos tarde puede suponer no poder entrar o esperar que quede un hueco libre horas más tarde.




Un casco viejo lleno de encanto
Cadaqués no es sólo Dalí, por supuesto. La experiencia se completa perdiéndonos por el casco viejo del pueblo. Debemos fijarnos en el pavimento de las calles porque es algo peculiar. Este suelo formado por una especie de espigas de piedra obtenidas en la orilla del mar se denomina rastell y, al parecer, el más idóneo para absorber el agua y evitar resbalones en las cuestas (que son muchas callejones empinados). Pisando este rastell el objetivo es subir hasta la iglesia de Santa María, de estilo gótico-tardío, la cual ofrece unas vistas magistrales de la bahía. Y cuando llegue el atardecer comprobaremos el otro secreto de Cadaqués, cuando el sol se empeña en colorear las casas blancas con el fuego del ocaso. Si tenemos la suerte de estar en una barca con el pueblo de frente, tenemos premio asegurado.









sábado, 25 de julio de 2015

LA RUTA 66. Coches, motos, moteles y canciones de películas.


El cine se cimenta a base de mitos, de imágenes perdurables en torno a las cuales desenredar relatos sin fecha de caducidad. ¿Y qué mejor manera de hacerlo que a través de una carretera? Vías como la mítica Ruta 66 son mucho más que eso, son historias que se despliegan a través de kilómetros y kilómetros, uniendo pueblos y ciudades, hilando anécdotas y curiosidades de la misma manera que una película salta de un género a otro: de la comedia a la tragedia, del romance más melancólico a la acción más estrepitosa.
El libro de María Adell y Pau Llavador, subtitulado “coches, moteles y canciones de película”, refleja a la perfección su espíritu ya desde su nombre: esto va de carreteras polvorientas, moteles olvidados, absurdos monumentos y también ciudades fantasma; pero también canciones inolvidables (incluye una Playlist y código QR con lista de Spotify) y curvas entre privilegiados parajes naturales.






El volumen propone nada menos que seis itinerarios distintos que exprimen al máximo la zona y que admite variaciones por Nevada (Las Vegas), Utah (Monument Valley) y Colorado (las Rocosas). Un apasionante viaje ilustrado con fotografías exclusivas que nos sumergen en el ambiente 'southwest' de la Ruta 66, sin duda uno de los más americanos que pueden existir.
Bonnie & Clyde. Thelma y Louise. Easy Ryder. Rebelde sin causa. Y por supuesto, una de las películas entre películas, La Diligencia. Todas ellas tienen en común algo más que ser obras relevantes, y es la mítica Ruta 66 que une Los Ángeles y Texas, dos lugares icónicos en la geografía y la cinematografía americana que encuentran aquí su perfecta simbiosis.
El primero de ellos, basado en El diablo sobre ruedas, la pesadilla que sirvió de debut a Spielberg, nos ilustra perfectamente el espíritu vasto y artificial de Los Ángeles, ciudad donde se desarrolla la mitad de la producción cinematográfica de su país. Miren por el retrovisor, por si les sigue algún camión oxidado...
California, con la idílica ruta de los protagonistas de Entre copas, es también protagonista, como lo pueden ser también sus deliciosos vinos. El parque Yosemite y otras localizaciones de aires surferos toman poco a poco el relevo de las construcciones de hormigón.





La Arizona de los protagonistas de Easy Rider y la Nevada del solitario protagonista de la salvaje road-movie Punto Límite: Cero conforman el tercer y cuarto “road trip” del libro de Adell y Llavador, aunque afortunadamente sin ese toque suicida de las películas. En plena mitad de la Ruta 66 hallamos Nuevo México y Texas, y qué mejor película (y acordes musicales) que los de Paris Texas (no garantizamos, eso sí, que se encuentren a Harry Dean Stanton vagando por el desierto).
Acabamos con Colorado y Utah, valles monumentales ejemplificados con la no menos misántropa Thelma & Louise, pero cuya densidad mítica consigue que nos olvidemos literalmente de todo lo demás.
Ruta 66 Coches, moteles y canciones de película es un libro de lujo, y como tal viene cargado con fotogramas, carteles, mapas que ayudan a ilustrar las rutas,. También una selección musical que completa lo anterior y propone un viaje sensorial y físico completo por EEUU. Más americano, imposible.


lunes, 20 de julio de 2015

PORTIMAO. Una ciudad con carácter tradicional.


El Algarve es una región que muestra bastantes contrastes entre el turismo más masivo y las ciudades que conservan un carácter más local y tradicional.

Faro, Loulé, Tavira y Portimao son algunas de ellas, lo que resulta especialmente paradójico al visitar Portimao, cuyo núcleo urbano parece ignorar en gran parte la presencia de la turística Playa da Rocha en el municipio y ofrece en su Museo de Portimao las claves de una historia regional ahora relegada entre sol y playa.
Portimao es la ciudad más importante del suroeste del Algarve y una de las pocas que sería capaz de presumir de tener un centro urbano donde el turismo es secundario. Paseando por sus calles centrales, nos encontramos con los mismos espacios peatonales y comerciales que nos podemos encontrar en cualquier otra ciudad portuguesa y -si bien las tiendas no pueden evitar algunos tics dirigidos al turista, como las inevitables traducciones de los menús del día en inglés-, uno tiene la sensación de encontrarse en una ciudad de alma y población portuguesa, algo que parece obvio, pero que no es tan habitual en esta zona de la costa algarvía.






Digamos que Portimao y el turismo masivo han llegado a un acuerdo beneficioso para ambos. Los turistas toman el área de la Playa da Rocha -una de las más famosas del Algarve- y los locales se quedan con el centro de la ciudad, incluyendo la vistosa orilla del río Arade, que ofrece algunas de las estampas características de la ciudad. El casco urbano de Portimao podría, entonces, transplantarse a cualquier otra zona de la costa portuguesa sin que se notara excesivamente la diferencia.
Esto, que puede parecer sencillo, no es tan habitual en la parte occidental de las costas del sur del Algarve. La parte oriental se ha visto protegida, en cierto modo, por la presencia del Parque Natural de la Ría Formosa, que ha hecho que el acceso a las playas sea un poco más difícil, alejando a los turistas más vagos y respetando, con ello, su carácter tradicional.
Sin embargo, la parte occidental, con sus pueblos y ciudades más abiertas al mar ha visto como algunas de sus ciudades han quedado convertidas en reductos de sol y playa. Albufeira es el caso más extremo, pero pueblos como Quarteira o Carvoeiro no le han ido a la zaga. Mención aparte merece Lagos, que ha sabido combinar tradición y turismo en toda la región.
Que Portimao haya conseguido continuar siendo Portimao tras el terremoto turístico del Algarve es  un hecho que tiene muchísimo mérito y que, sólo por ello, hace que merezca la pena la visita. Además, los propios ciudadanos e instituciones portimonenses están de acuerdo con ello. Sólo así se explica el esfuerzo tan importante que han hecho a la hora de construir un dignísimo museo en el que se explica la historia de la ciudad y sus actividades económicas.






Portimao es también un buen nudo de comunicaciones para moverse por el oeste del Algarve. La estación de tren esta céntrica y ofrece un buen servicio y los autobuses, que salen desde la orilla del río Arade, cerca del Museo de la ciudad, la comunican convenientemente con ciudades como Lagos, Lagoa o Albufeira. Además, el servicio municipal de microbuses conecta el centro con las playas muy cómodamente.
En la ciudad destaca especialmente la vista del río Arade, que desemboca a un par de kilómetros del centro. En la zona más cercana a los puentes, además, hay un pequeño espacio con bares, terrazas y restaurantes que abre la ciudad a río. 
Portimao, de todos modos, tiene un tamaño muy manejable y se puede recorrer en poco tiempo. Básicamente, sus principales puntos de interés están en las calles peatonales y comerciales del centro y, sobre todo, en la orilla del río Arade, en cuya desembocadura se encuentra la ciudad. Las vistas del río en sí, sus puentes y su marina son lugares bastante pintorescos.






miércoles, 15 de julio de 2015

LAS LÍNEAS DE NASCA. El gran enigma de Perú.


Las llamadas "Líneas de Nasca", cuyo origen data del período prehispánico, pero que fueron dadas a conocer en 1939, por Toribio Mejía Xesspe; representan debido a su número y características, al conjunto de megaglifos más importante que existe en nuestro planeta y uno de los enigmas más inquietantes para la arqueología universal.
Las Líneas de Nasca están ubicadas en las Pampas de Jumana, región Libertadores Wari, en Perú, Suramérica. Nazca es un poblado ubicado 500 km al sur de Lima a unos 600 m de altitud; el nombre "Nasca" proviene de la antigua y enigmática cultura preincaica. Estos grandes geoglifos no sólo se hallan en la zona de mayor concentración, como en la Pampa de Jumana, sino que están distribuidos en un ambiente geográfico más amplio que incluye las cuencas de Santa Cruz, Rio Grande, Palpa, Ingenio y Nasca.





Nasca es uno de los pueblos más representativos de la gran diversidad de culturas que han existido en los Andes centrales. Tras un largo desarrollo cultural que se remonta a la cultura Paracas, el pueblo Nasca logró establecer una economía exitosa en una zona sumamente difícil por su aridez y su geografía accidentada. Además de este logro, tuvieron un gran aparato mágico-religioso, propio de las culturas andinas. Junto con los Moche de la costa norte del Perú, destacaron artísticamente por su artesanía, representada en su fina y policroma cerámica así como en sus textiles. La mayor parte de los geoglifos se hizo mediante la técnica de barrido superficial de cantos, formando líneas y campos dejinidos.




Los geoglifos comenzaron a alcanzar el interés nacional a partir del XXVII Congreso de Americanistas del año 1.939, realizado en Perú. Durante ese evento, Toribio Mejia Xesspe planteó algunas teorías acerca de su origen y utlización, donde la vocación mágico-religiosa debió desempeñar un papel importante en su concepción y ejecución. Entre los investigardores extranjeros que se ocuparon de su origen y función destacó Paul Kosok, quien desde el año 1.941 se interesó por este enigmático resto arqueológico y logró inquietar a la ciudadana alemana María Reiche, quien viene realizando desde esa fecha una importante labor, tanto de conservación como de investigación, mediante complejos cálculos matemáticos para deducir cómo fueron concebidas y ejecutadas estas figuras.




María Reiche afirma que los dibujos geométricos están compuestos de seis elementos básicos: cuadrángulos, triángulos, dos tipos de líneas zigzagueantes, líneas oscilantes y centros estrellados. Además se encuentran también frecuentes figuras en espiral. En los caminos definidos se aprecian grandes figuras trapezoidales y rectangulares que forman, junto con las líneas, conjuntos de proporciones realmente monumentales; los que en su mayoría están ubicados cerca de grandes poblaciones de la época, como la Quebrada del Fraile, Río Grande, Cahuachi y de algunas menores como Palpa e Ingenio.

Las más destacadas:
El Mono: Famosa figura que de aproximadamente 135 m y muestra al animal con solo nueve dedos y una cola en forma de espiral. Esta es una de las figuras más relevantes y se cree representa a la Osa Mayor.



La Araña: Con 46 m de largo, que se ubica entre una red de líneas rectas y es parte del borde de un enorme trapezoide.



El Colibrí: Es otro de los geoglifos más famosos por su armoniosa proporción. La distancia entre los extremos de sus dos alas es de 66 metros



El Pájaro Gigante: Esta figura, elaborada al lado de un trapezoide, muestra un gran pájaro con cuello de culebra cuyo pico señala al sol naciente. Esta gigantesca ave tiene una longitud total de 300 m y 54 metros de ancho. Es considerado por los científicos estudiosos de las pampas como el "Anunciador del Inti Raymi" (fiesta incaica de adoración al sol), pues en las mañanas del 20 al 23 de junio al situarse en la cabeza y seguir con la vista la dirección de su enorme pico, podríamos observar la salida del sol, exactamente en el punto señalado por esta dirección.




jueves, 9 de julio de 2015

LOS MONASTERIOS DE METEORA. Los Monasterios del cielo.


En la gran llanura de la región de Tesalia, al norte de Grecia, surgen de la tierra numerosas columnas naturales de roca oscura, de considerable altura, sobre algunas de las cuales se ubican monasterios bizantinos que comenzaron a construirse en el Siglo XIV, a finales del imperio bizantino, y se finalizaron en el Siglo XVI. Las comunidades religiosas que los habitaban eran llamados «estilitas» de «stylos» (columna).

Los Monasterios de Meteora, (Monasterios suspendidos en el aire o Monasterios arriba del cielo), están localizados, en la llanura de Tesalia, en las proximidades de ciudad de Kalambaka, en el valle del río Pinios
Están clasificados como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde el año 1988, son construcciones encaramadas en la cumbre de impresionantes masas rocosas grises, talladas por la erosión y llamadas Meteora. Se encuentran hasta una altura de 600 metros y están habitados desde el siglo XIV.
Estos Monasterios Cristianos Ortodoxos, son un importante lugar del monacato ortodoxo griego.
Las formaciones rocosas donde se construyeron los monasterios serían según los antiguos escritos cristianos “las rocas enviadas por el cielo a la tierra” para permitir a los ascetas retirarse y rezar.
Los primeros monjes que habitaron los Meteoros (en idioma griego significa cada cuerpo que cae del cielo), en el siglo XI, eran ermitaños que vivían en las cuevas y que querían estar más cerca del Creador.




Los primeros monasterios se fundaron en el siglo XIV, fueron construidos con el fin de escapar de los turcos y de los albaneses de la época. Athanasio, expulsado del Monte Athos, fundó el Gran Meteoro o Monasterio de la Transfiguración con varios de sus fieles. Está situado a 613 metros sobre el nivel del mar y esconde una iglesia de estilo bizantino que atesora las reliquias del fundador y unos valiosos frescos multicolores que relatan las persecuciones y martirios que sufrieron los cristianos. Fue seguido por otras comunidades, hasta un total de 24 en el momento del máximo apogeo en el siglo XV que ocuparon los peñascos de la región.
Un gran número de los monasterios fueron destruidos o arruinados en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial por las tropas alemanas, porque la resistencia griega se refugió en ellos. Sólo seis monasterios de los 23 están hoy en día en uso:




  1. Monasterio de la Santísima Trinidad: para poder entrar a esta estructura, el turista debe de tomar un camino muy tedioso; desde de que cruzar el valle y caminar hasta llegar a la roca.
  2. Monasterio Varlaam: está localizado en frente del Gran Meteoro y ha tomado el lugar del segundo monasterio más grande de la zona, tomando el primer lugar el Gran Meteoro.
  3. El Monasterio de San Nicolás: se trata de una iglesia con una peculiar forma cuadrada.
  4. El Monasterio de San Esteban: este es el que está en mejores condiciones de todos los monasterios; su refectorio es usado como museo.
  5. Monasterio Roussanou: este en sus inicios era un monasterio solo para hombres; pero hoy en día ha cambiado y es un monasterio al que pueden acceder también las mujeres.
  6. El Monasterio de la Transfiguración, o el Gran Meteoro: es catalogado como el más grande de todos los monasterios. Está localizado en la piedra más alta de la zona. Su construcción se debe a los monjes Athanasio ton Meteorito.