TRADUCTOR

miércoles, 4 de marzo de 2015

KAMCHATKA. Una península volcánica al borde del mundo.



La península de Kamchatka es diferente. Las mejores imágenes de Kamchatka podrían sorprender a cualquier extranjero que está de turismo en Rusia. Kamchatka no forma parte del mapa de Rusia; es su colonia. Tan solo han pasado 300 años desde que se construyó aquí el primer presidio y el territorio sigue indómito.
Casi tan extensa como Francia, cuenta con solo 3 ciudades: Yelizovo, con el principal aeropuerto de la península; Viliuchinsk, base de submarinos atómicos y Petropávlovck-Kamchatsky, la capital de la península Kamchatka y lo único que los habitantes consideran una verdadera ciudad.
El clima severo, el oso, terremotos, volcanes… esta tierra ha sido literalmente conquistada a la naturaleza rusa. La misma Petropávloks-Kamchatsky recuerda a un campo de concentración: de un lado la gélida bahía de Avacha; del otro, los impenetrables montes de abedules enanos, qué nada tienen que ver con los idílicos árboles que cubren gran parte de Rusia.
La semilla de Petropávlovsk la sembró el explorador de la armada rusa Vitus Bering, que dio su nombre al estrecho de Bering y el de sus barcos “Pedro” y “Pablo” al campamento que fundó en la bahía en 1740. Y es que hasta mediados del siglo XVII los indígenas de Kamchatka (koryaks, chukchis, evens, alutors y kereks) no habían visto al hombre blanco. 






La gente aquí es sencilla, bondadosa y profesa una cortesía olvidada. Viven como un barco perdido en el espacio y en el tiempo. Sus pasajeros son desterrados de la historia, de la URSS. Durante los años 60 y 70 aquí vinieron aventureros, buscadores de fortuna, mochileros, disidentes de la “construcción del socialismo”, bohemios de guitarra al hombro en busca de lugares que no aparecen en los mapas… la mayoría vinieron para una temporada, pero después del estallido de los 90, La gente se quedó, a pesar de que el aislamiento durante esta década fue más real que nunca. Esto permitió un renacimiento cultural meramente autóctono centrado en la canción de autor, la fotografía y la etnografía. Fruto de esta situación surge la pureza de la lengua rusa que aquí se habla, carece de los acentos de otras repúblicas y de los vicios impuestos por las modas.
Andan escasos de sol en Kamchatka, pero sobra de todo lo demás: el inmenso océano pacífico, montañas y volcanes, fiordos y taiga. De diciembre a mayo se puede practicar esquí alpino y el verano se organizan excursiones, alpinismo y barranquismo. Hay aguas termales donde se toman baños todo el año. La reserva natural de Kronotsky  supone un ecosistema único e irrepetible en Euroasia, conocido como tierra de Hielo y Fuego.
Pero pocos turistas rusos pueden permitirse venir a Kamchatka. No hay tren ni carretera ni barcos de pasajeros, por lo que el medio más común es el helicóptero. Un viaje a Kamchatka requiere una planificación meticulosa, como en la guerra, y un buen resultado no puede comparase sino con la victoria.




Los volcanes de Kamchatka son Patrimonio de la Humanidad desde 1996. Tres de ellos dominan el paisaje de Petropávlovsk-Kamchatsky, situados a tan solo 35 km de la ciudad; no hay ningún artista local que no los haya dibujado alguna vez. El Koryatsky, con 3456 metro es el más alto, seguido del Avachinsky, que de alguna manera lo abraza. Ambos presentan actividad, aunque la última erupción significativa data de 1957.
Eso es una localidad conocida como la Suiza de Kamchatka, sus fuentes termales la han convertido en destino turístico y también  principal productor de verduras, que se cultivan todo el año en invernaderos al calor de las fuentes.
El Valle de los Géiseres contaba con una veintena de geiseres activos hasta el 3 de junio de 2007, cuando un cataclismo cambió su orografía. Kamchatka es una geología muy joven.







No hay comentarios:

Publicar un comentario