TRADUCTOR

lunes, 26 de enero de 2015

VILNIUS. La capital barroca del Este


Vilnius es una ciudad pequeña y manejable para el turista, en el que se puede recorrer todo su centro a pie en un par de horas. La ciudad destaca por sus edificios de estilo barroco, especialmente sus iglesias, pero en lo días de verano se puede disfrutarse también de la tranquilidad de su amplia vida de terrazas y una animada vida nocturna.
La Plaza de la Catedral ejerce como punto neurálgico de la ciudad de Vilnius. En ella destaca la catedral de San Stanislaus y San Vladislav, un edificio blanquísimo con una entrada de columnas que recuerdan más a edificios griegos o romanos que a una catedral tradicional y, sobre todo, la torre blanca que alberga el campanario de la catedral y que está separada unos metros de la misma. Desde allí, se puede llegar a la mayor parte de los puntos principales de Vilnius en pocos minutos. La Universidad está a dos minutos y la calle más importante de la ciudad, Gedimino Prospektas, comienza en la misma plaza. También están cerca el Museo Nacional, la Torre de Gediminas y Pilies Gatve, la calle que atraviesa todo el centro histórico de Vilnius.
Gedimino Prospektas es la avenida principal de la ciudad. Va desde la Plaza de la Catedral hasta el río y alberga la mayor parte de las tiendas elegantes de la ciudad, además de algunos importantes edificios administrativos, como el Parlamento o la oficina principal de Correos. La calle va perdiendo animación y prestigio a medida que se va acercando hacia la Biblioteca Nacional y el río, pero merece la pena recorrerla entera.
A muy pocos metros de Gedimino Prospektas, en una calle paralela, está el Museo del Genocidio o también llamado del KGB, por estar situado en la antigua sede de esta organización. Es una de las visitas más impresionantes de la ciudad, sobre todo si se tiene la oportunidad de ir con un guía que vaya explicando los detalles. Hay que reconocer que es una visita macabra, ya que lo que se visitan son las salas donde se ejecutaba y torturaba a los disidentes y lo que se explica son los métodos sobrecogedores de tortura que se utilizaban.







Volviendo a la Plaza de la Catedral, el segundo destino de interés es la Universidad, primero de los muchos edificios de tradición barroca que nos vamos a encontrar en la ciudad. Es un conjunto de edificios concentrado en torno a diversos patios, todos de un color blanco y arquitectura barroca, entre los que destaca el de la iglesia que tiene el campus en su interior. La Universidad, lejos de ser un monumento, funciona a pleno rendimiento, por lo que lo más normal es visitarla entre estudiantes, aunque hay dos visitas guiadas cada día.
Por la parte trasera de la Universidad, y saliendo de la Plaza de la Catedral, está la calle Pilies, que recorre de norte a sur todo el centro histórico de Vilnius, aunque cambiando de nombre a Didzioji poco antes de llegar a la Plaza del Ayuntamiento. Muy frecuentada en verano por los turistas, se puede pasear por su suelo adoquinado de camino a la plaza donde se reúnen los puestos de venta de ámbar, deteniéndose en sus múltiples terrazas y restaurantes o dando algún pequeño rodeo para llegar a las numerosas iglesias situadas en las proximidades de esta calle. Este eje principal del centro histórico concluye en la única puerta de la muralla de la ciudad que queda en pie, donde se conserva la pintura de una virgen a la que se atribuyen poderes milagrosos y donde no es extraño ver a personas rezando en plena calle.
La zona de la calle Pilies -y la cercana Vokieciu- son dos de las más atractivas para los turistas que visitan la ciudad. Especialmente en verano, cuando se puede pasear por la calle sin miedo a las gélidas temperaturas del invierno y disfrutar de la fantástica cerveza lituana en alguna de las muchas terrazas que aparecen en aceras, bulevares y plazas de la ciudad. La vida en Vilnius cambia completamente del invierno al verano, en el que la temperatura suave hace que las calles tengan mucha más vida.





Algo más alejados del centro histórico, aunque no mucho, está la zona de la llamada República de Uzupis, un pequeño barrio en el que se han establecido artistas y bohemios y que tiene tal espíritu propio que han llegado incluso a crear su propia constitución totalmente utópica. Vilnius es pequeño, así que nadie debe esperar un barrio muy grande. Hay apenas un par de talleres de artistas y poco más, pero sí que es muy recomendable tomarse algo en las dos o tres terrazas que hay junto al arroyo que bordea la zona. La tranquilidad está asegurada.
Al otro lado del arroyo están las iglesias de Santa Ana, San Francisco y San Bernardino, también pintorescas e interesantes, y para quien quiera hacer la ruta de las iglesias barrocas puede desplazarse un poco hacia el norte para encontrar la iglesia de San Pedro y San Pablo que, es la más bonita de la ciudad. 
Aparte de estos lugares de interés, quien viaje a la ciudad podrá también pasar por la Torre de Gediminas -torre medieval elevada sobre el centro de la ciudad- desde la que se puede ver una buena panorámica del Centro de Vilnius. También el Museo Nacional de Lituania, junto a la Catedral, puede ser una visita interesante para quien le interese la difícil historia de este pequeño país. Finalmente, la Torre de Televisión, algo alejada del centro, permite tener una buena panorámica de toda la ciudad y, además, tiene cierto valor histórico al ser el lugar donde los ciudadanos lituanos se enfrentaron a las tropas soviéticas durante los disturbios por la independencia en 1989.







lunes, 19 de enero de 2015

LA ISLA DE COMINO. Un paraiso en el Mediterráneo


Comino es una pequeña isla entre Malta y Gozo, con una superficie de tan sólo 3,5 km2, y su nombre viene de la gran cantidad de la planta de comino que había por la isla. Es reserva natural y santuario ornitológico y destaca por ser un lugar tranquilo, ya que es una isla que está prácticamente desierta: el número de personas que tienen allí su residencia permanente, se cuentan con los dedos de la mano.
La mayor parte de su costa son acantilados llenos de grutas y cuevas, y apenas hay construcciones. Destacan la Bahía de Santa María y la de San Nicolás, con sus playas de aguas azul turquesa y sus fondos apreciados por los buceadores. Aunque la playa más famosa es la llamada Laguna azul (Blue Lagoon), que se encuentra entre la isla de Comino y Cominotto.
En verano, Comino se llena de viajeros deseosos de bañarse en esas aguas transparentes, que buscan sobre todo un paraíso donde relajarse, bucear o hacer submarinismo. Pero en invierno, la isla es para aquellos que prefieren la tranquilidad, hacer rutas de senderismo y sacar fotografías. De todas formas en primavera y otoño es cuando más se puede disfrutar ya que no hay grandes aglomeraciones.

Escenario de cine.
Por la belleza de su paisaje y de sus playas, Comino ha sido escenario de películas como Troya, el Conde de Montecristo o Swept Away.

Cómo llegar a Comino.
Desde Malta hay ferries que van al Blue Lagoon, que salen desde la ciudad de Cirkewwa, situada al noroeste de Malta. También hay un ferry que sale del puerto de Mgarr en la isla de Gozo. El trayecto es de tan sólo 20 minutos, y el servicio es de marzo a diciembre. Hay ferries cada hora desde las 09:00 de la mañana hasta las 17:00. Por otra parte, hay otro tipo de embarcaciones que salen tanto de Malta como de Gozo hacia la Laguna Azul y la Cristal.




Qué ver y qué hacer en Comino

La Laguna Azul (Blue Lagoon)
Es uno de los lugares turísticos preferidos por aquellos que deciden viajar a Malta. Se encuentra entre Comino y el islote de Cominotto y es una bella laguna de aguas transparentes de color azul turquesa que dejan admirado al visitante. Mucha gente visita la Laguna Azul para practicar submarinismo o buceo – precisamente por la transparencia de sus aguas y gran riqueza marina -, para darse un buen baño o para dar una vuelta en barca. Es uno de los lugares más fotografiados de Malta.
Hay varios pequeños restaurantes temporales, por lo se puede comprar un bocadillo o beber una cerveza.
En verano, la Laguna Azul se llena de gente, por lo que lo mejor es ir en otra temporada, donde haya menos turistas.

Bahía de Santa María
Localizada al norte de Comino, es considerada como el segundo lugar más interesante para darse un baño o hacer picnic de la isla de Comino, después del Blue Lagoon. En la Bahía de Santa María podemos disfrutar de una bella playa de arena con aguas transparentes para hacer snorkel.

Bahía de San Nicolás
Está situada cerca del Blue Lagoon y es un buen punto de partida para darse un buen paseo bordeando los acantilados de la isla.





Explorar las cuevas y los acantilados de Comino
La costa de Comino está bordeada por impresionantes acantilados y rodeado de cuevas naturales espectaculares. Aconsejamos dar un paseo en barco y conocer algunas de las cuevas más conocidas.

Cueva de Santa María / Santa Marija.
Es otro de los puntos turísticos más interesantes de Comino, sobre todo para muchos buceadores, que vienen en busca de la belleza de las aguas de esta cueva. Se encuentra al noroeste de la isla, se extiende horizontalmente a lo largo de unos 30 metro bajo un risco, y se comunica con otra cueva. Está a 15 metros, y los rayos de luz que penetran en ella la convierten en un lugar muy fotogénico. La cueva no es accesible por tierra, pero hay excursiones que se organizan regularmente para acceder al lugar. En el exterior, a lo alto, se puede ver la torre de Santa María, uno de los pocos edificios patrimoniales de la pequeña isla.

Cueva de Cristal
Se encuentran en la costa norte de Comino, a sólo unos minutos en barca desde la Laguna Azul. La embarcación nos llevará cerca de un enorme acantilado y penetrará en las cuevas oscuras. Destaca la famosa formación rocosa que parece un elefante cerca de la Cueva de Cristal.

Rutas de senderismo
Una de las actividades más interesantes que nos ofrece la isla de Comino, son bellas rutas de senderismo y la mejor época para hacerlas es en primavera, cuando todo está en flor.

Submarinismo y buceo
Las claras aguas que rodean la isla de Comino son perfectas para bucear en Malta. De hecho, es un destino bastante popular entre los amantes de estas actividades. La Laguna Azul posee unas condiciones de buceo excelentes por las aguas transparentes y su excelente temperatura. Además, la riqueza marina es muy abundante, ya que estamos ante una reserva natural. La mayoría de los buceadores explora las magníficas cuevas que hay en el entorno. No hay que perderse el arrecife de coral que se encuentra cerca del pequeño islote de Cominotto, localizado a 100 m de Comino y de la Laguna Azul.

Playas de Comino 
Una de las playas más bellas de Comino es la del Blue Lagoon, con sus aguas transparentes, ideales para hacer submarinismo. Pero también están las playas de Santa María y de San Nicolás, igual de bellas aunque menos espectaculares. Son las únicas playas de arena que hay en Comino. Después encontrarán pequeñas calas de piedras a lo largo de la costa. No olviden llevar sombrilla, ya que en verano hace bastante sol y hay pocos lugares de sombra. Aunque no hay muchos servicios por ser un entorno donde apenas se ha edificado, sí hay duchas en las playas.





miércoles, 14 de enero de 2015

TABLE MOUNTAIN. El guardián de la Ciudad del Cabo.


Es uno de los recorridos más espectaculares que se puede emprender dentro de una ciudad. Es muy corto —apenas dura unos minutos—, pero corta el aliento. Sólo hay que tomar el teleférico que asciende hasta Table Mountain para disfrutar de una de las mejores vistas urbanas que se pueda imaginar. Allá, mil metros más abajo, se extiende Ciudad del Cabo, brillante entre el océano y las montañas. Desde el mirador se distingue perfectamente el puerto y las colinas lejanas, la playa de la bahía y ese redondel que es la isla Robben, y se entiende que se diga que esta ciudad goza de uno de los emplazamientos más hermosos de todo el planeta. Tal vez solo sea superado por Río de Janeiro. Hacia el otro lado del mirador, hacia el sur, la montaña continúa formando la península del Cabo, que se hunde en el océano en el cabo de Buena Esperanza, uno de los mitos viajeros más importantes de los últimos 500 años. Es difícil llegar hasta aquí y no sentir su llamada. Está a poco más de 50 kilómetros de distancia.



Delicias de altura
El conjunto se impone como uno de los grandes destinos naturales más cercanos a una gran ciudad. Para adentrarse en este mundo basta con saltar al teleférico o, con un mínimo de forma física, emprender la ascensión a pie. De hecho, Table Mountain está reconocido como el macizo montañoso más escalado del mundo. Hay que andar con cuidado y estar al tanto de las previsiones meteorológicas.
Todo el mundo siente el impulso de subir a la montaña. La primera ascensión de la que se tiene noticia la realizó el capitán portugués Antonio de Saldanha en el ya lejano 1503. Debía de ser un buen observador de la naturaleza, ya que eligió buscar un camino por Platterklip Gorge, que todavía hoy sigue siendo el camino más transitado y asequible. Un camino con una carga más romántica es el que se asciende por Skeleton Gorge. La razón es que se inicia en el jardín botánico nacional de Kirstenbosch. Este jardín sin duda es uno de los mejores del mundo, con más de 8.500 especies de plantas que, a su vez, atraen a una gran cantidad de aves. El jardín está en una de las laderas de Table Mountain y lo fascinante es que en realidad se acaba fundiendo con la vegetación natural de la montaña. Arriba espera su gran variedad de flora y fauna autóctona.




Montañas, cabos y bahías
Table Mountain, la Montaña de la Mesa, marca el extremo septentrional del parque nacional al que da nombre. Sin embargo, este parque también incluye otros lugares tan fascinantes o más que la propia montaña. La excursión más interesante desde Ciudad del Cabo es al cabo de Buena Esperanza, que se encuentra también dentro del parque. Este cabo es un lugar mítico en la historia de la navegación y las exploraciones. Sin embargo, cabe recordar que no es el punto más meridional del continente –este honor corresponde al cabo Agulhas, a unos 300 kilómetros al este– ni el lugar donde se juntan los océanos Índico y Atlántico. Pero son detalles que no restan un ápice de interés a este viaje.
La ruta empieza en Green Point y pasa por algunos de los barrios más elegantes de los suburbios de Ciudad del Cabo, como Sea Point, Clifton, Camps Bay y Llandudno. En Clifton probablemente se encuentre el metro cuadrado de viviendas más caro de todo el continente. Sobre Clifton y Camps Bay se encuentran las formaciones rocosas conocidas como Twelve Apostles (los Doce Apóstoles). La carretera llega luego a Hout Bay, donde se puede visitar World of Birds, el mayor parque de aves de todo el continente africano, con más de 400 especies diferentes. Desde Hout Bay, y si está abierta (a veces se cierra por desprendimientos), se puede seguir el Chapman’s Peak Drive, que tiene fama de ser una de las carreteras más hermosas del mundo. Son sólo 10 kilómetros, pero hay tramos en que la carretera está tallada directamente en el precipicio que surge directamente del océano.




El reino floral capense
Más al sur se encuentra el cabo de Buena Esperanza y la carretera atraviesa un paisaje espléndido, con playas salvajes y páramos batidos por el viento. En esta reserva se protege el reino floral del Cabo, el más pequeño y variado de los seis que hay en el mundo y es, por tanto, uno de los lugares con mayor biodiversidad del planeta. Representa menos del uno por ciento de la superficie africana, pero posee en torno a un 20 por ciento de la flora del continente. Hay varios caminos que permiten adentrarse en esta maravilla de la naturaleza. Al final se llega a Cape Point, una de las dos puntas de esta península. Hay que subir hasta el faro que corona el promontorio para sentir cómo el continente se hunde en el océano. Hacia el sur sólo queda la Antártida. 
De regreso a Ciudad del Cabo se puede recorrer el otro lado de la península, la costa de False Bay. La parada fundamental es Simonstown, la tercera población más antigua del país, un pueblo costero con calles bien cuidadas y un puerto deportivo abierto a un paisaje luminoso. Pero lo más impresionante está en la playa Boulders, a un par de kilómetros, donde habita una colonia de pingüinos africanos. Una ocasión única de ver de cerca a estos animales en peligro de extinción.









jueves, 8 de enero de 2015

EL PARQUE NACIONAL DE GARAJONAY. El mundo perdido.


Fue en el puerto de San Sebastián donde hicieron su última parada las carabelas capitaneadas por Cristóbal Colón antes de continuar rumbo a ese destino incierto que se revelaría como América. La capital de La Gomera, la también conocida como isla redonda, se recuesta suavemente sobre un gran valle que se extiende desde la laguna de Santiago hasta el Parque Natural de Majona, espacio protegido –tiene un bosque de tabaibas– que llega hasta la misma costa para besar el mar. Es el lugar en el que todos los caminos confluyen, los que bajan y también los que suben, los que avanzan hasta Hermigua por la falda izquierda de los montes de Inchereda, a más de 1.000 metros de altitud, y los que buscan el Roque Cano, que vigila muy de cerca el municipio de Vallehermoso, con un litoral muy escarpado. El embalse de La Encantadora nos pone ya en camino de Arure, uno de los numerosos puntos de la isla desde donde enlazar con la carretera que conduce directamente al Parque Nacional de Garajonay. Es éste un enclave único en el mundo, pues conserva la mejor y más extensa laurisilva del planeta, reliquia de los bosques de la Era Terciaria. Los mirlos ponen la música de fondo y quiebran, con sus cantos, el silencio que impera en este lugar, frío y sombrío, en el que resulta fascinante poder adentrarse.



Un amor imposible 
El recorrido que realiza diariamente el ferry que une el puerto de Los Cristianos, en Tenerife, con el de San Sebastián, en La Gomera, es el que supuestamente realizaba hace muchos años un príncipe tinerfeño llamado Jonay para poder ver a su enamorada, la princesa gomera llamada Gara, con la que le estaba prohibido mantener relación alguna. Haciendo caso omiso a sus progenitores, los jóvenes amantes se veían a escondidas, como si de Romeo y Julieta se tratase. También como ellos, un día, al ser descubiertos, prefirieron morir antes que poner fin a su amor. Así, la leyenda cuenta que ambos saltaron al vacío desde el risco más alto de la isla, cuya nomenclatura actual resulta de la unión de sus nombres. Con una altura de 1.487 metros, el Alto de Garajonay es, efectivamente, el punto más elevado de una isla carente de volcanes, ocupada en su parte central por un parque nacional de casi 4.000 hectáreas, con ligeras ondulaciones y suaves pendientes que, poco a poco, se acentúan hasta alcanzar, ya en su límite, escalonamientos de centenares de metros de desnivel, tal y como ocurre en la cabecera del Barranco de Benchijigua. Un paisaje que acoge la mejor muestra conocida en el Viejo Mundo de laurisilva, excepcional bosque subtropical húmedo formado por variadas especies de hoja perenne, que, antes del cambio climático que se produjo en el Cuaternario, ocupaba buena parte de la cuenca mediterránea. La laurisilva, que aporta a La Gomera toda el agua de la que dispone la isla, necesita para sobrevivir un clima uniforme en el que la variación anual de la temperatura sea pequeña y las precipitaciones relativamente abundantes. El choque de las nubes bajas con la vegetación produce en Garajonay la famosa lluvia horizontal, que permite una selva frondosa y espesa, como ésta por la que caminamos. 






Entre la niebla 
El espectáculo en este Parque Nacional tan diferente a todos hay que buscarlo en las copas de los árboles, cubiertas siempre por una espesa niebla que impide el paso del sol. Entre las especies que lo componen hay barbusanos, tejos, madroños, enormes helechos que tapizan el suelo y ejemplares de viñátigos de más de 30 metros de altura, de la familia del aguacate, cuyas hojas se vuelven rojas cuando están a punto de caer. Antes de visitar Garajonay y perderse por sus entrañas, es recomendable acercarse al Centro de Visitantes Juego de Bolas, en una zona conocida como La Palmita, rodeado de jardines y huertas con especies endémicas de La Gomera. Cuenta con un museo etnográfico en su interior y con varias salas de exposiciones en las que se desgrana el origen de este singular espacio natural, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. En total, son diez las rutas señalizadas que existen en el parque, antiguos caminos utilizados por los gomeros desde tiempos remotos para desplazarse de un rincón a otro de la isla. La más concurrida de ellas es la que va a parar al área recreativa de la Laguna Grande, en medio de un bosque de fayal-brezal, característico de la vertiente sur, mucho más seca. Desde su mirador, la imagen de la Fortaleza de Cherelepi, domo volcánico cubierto de vegetación, invita una vez más a soñar. 





Con vistas 
La ruta más completa de cuantas componen el circuito del Parque es la que comienza en la localidad de Pajaritos y culmina en el punto exacto donde nace el río Cedro, en lo alto de un bonito caserío en el que se alza la ermita de Nuestra Señora de Lourdes. Siguiendo el riachuelo se puede llegar hasta el caldero de La Boca del Chorro, con una impresionante cascada, o bien dirigirse hasta el barranco de Los Tiles hasta llegar a los roques gemelos de Pedro y Petra, desde donde se contempla la mejor panorámica del valle de Hermigua. Porque, aquí en Garajonay, de lo que se trata es de contemplar, de mirar, de creer en otros mundos que un día fueron posibles. Un auténtico viaje al pasado.