La Plaza Roja de Moscú ha vivido gran parte de los momentos más importantes de la historia del país. La esencia de Rusia se encuentra concentrada en esta famosa plaza. San Basilio, la Torre del Salvador, el Kremlin, el Arsenal, el Palacio de Congresos…
Las calles que rodean el recinto del
Kremlin son antiguas y señoriales y se agrupan en el distrito de Kitai Gorod.
Pasear por sus calles es un placer por sus pintorescas fachadas, como en la
calle Ilinka, o la calle Varkarka, con una arquitectura digna de ver. La
estación de metro más cercana al Kremlin, y además, una de las más
espectaculares por su diseño, es la Ploschad Revolutsii, muy cercana al Kremlin
y a la Plaza Roja.
Muy cerca, al otro lado de la Plaza Teatralnaya,
se encuentra el famoso Teatro Bolschoi, con una fachada de estilo neoclásico
coronada por el carro de Apolo y sus cuatro caballos. Moscú es una ciudad especialmente
volcada con las artes escénicas, no en balde, tiene hasta 72 teatros.
Desde la parada del metro podemos acceder
fácilmente a la Plaza Roja. 695 metros de largo, 130 de ancho, casi 70.000
metros cuadrados… es lo que nos encontramos junto a las murallas del Kremlin
nada más entrar en esta magnífica plaza. Si bien lo primero con lo que nos
encontraremos es la catedral de Kazán, la vista se dirigirá inevitablemente
hasta la Catedral de San Basilio, situada, desde la posición que estamos, al fondo
de la Plaza, en su parte Sur.
Con su colorido exótico, y sus cúpulas en
forma de turbantes, su historia es cuando menos llamativa, pues precisamente,
la forma de estas cúpulas se les debe a los turbantes que usaban los tártaros
que habían sido aniquilados en la batalla de Kazán por las tropas rusas. El
autor de esta masacre, en la que murieron muchos tártaros a los que les
cortaron la cabeza, fue Iván IV el Terrible. También los arquitectos de esta
Catedral, conocida también como la Catedral de la Intercesión. fueron cegados
por el zar para evitar que pudieran construir un edificio similar. Su construcción
comenzó en 1555 y acabó en 1578, cuando se construyó la décima de sus torres
sobre el sepulcro de San Basilio.
Pero entre la catedral de Kazán, y la de
San Basilio, a la izquierda queda un enorme edificio de estilo pseudoruso: los
almacenes GUM, inaugurados en 1893 y reabiertos en 1953 como centro comercial.
Consta de tres largos pasillos de la misma longitud que la plaza, y de tres
pisos. Las marcas de moda más sofisticadas se encuentran aquí.
El Museo Histórico, también presente en la
plaza, fue abierto al público en 1883. Con casi cinco millones de obras de
todas las artes, recuerda la historia de todos los pueblos rusos.
El Kremlin surgió durante el reinado de
Iván III el Grande, el zar que llevó a cabo la unión de toda Rusia y que hizo
de Moscú la ciudad más importante. Bajo las órdenes de arquitectos italianos,
se construyeron el Campanario de Iván el Grande (del año 1508) y los tres
templos que constituyen el corazón de la plaza de las Catedrales: la de la
Asunción, la de la Anunciación y la del Arcángel Miguel. 19 torres jalonan las murallas
del Kremlin. Lo ideal es rodearlas y observarlas antes dar el paso de entrar.
La Torre del Salvador es la más bella de
todas. Como los mismos moscovitas dicen: su reloj marca los latidos de Rusia.
En su punta destaca la clásica estrella de la que presumen cada una de las
torres de la muralla. Lo siguiente que veremos es el Mausoleo de Lenin, en el
centro de la Plaza Roja. A continuación, de nuevo, en la muralla, la Torre de
Nicolás y en la esquina, la Torre Angular del Arsenal.
La taquilla se encuentra en la Torre de la
Trinidad, justo al lado contrario de donde se encuentra la catedral de San
Basilio. Por eso lo mejor es, una vez, salgamos de San Basilio, dirigirnos
hacia la muralla, y caminar hacia la izquierda en dirección al río Moscova.
Desde el Gran Puente de Piedra que lo cruza, podemos obtener una foto preciosa
de la Plaza y el Kremlin. Una vez hallamos flanqueado la entrada por la Trinidad,
lo primero que pasamos es el Arsenal, del que destaca sobre todo los 700
cañones que rodean el edificio neoclásico. Siguiendo el camino llegamos hasta
la Plaza de las Catedrales, el núcleo principal.
La Catedral de la Asunción es donde han
sido coronado todos los zares rusos. En el aire de su interior se respira el
esplendor de la historia imperial de Rusia. Durante siglos, desde su
construcción en el año 1479 fue el templo principal de Moscú. de techos altos y
grandes bóvedas, destacan sus frescos, el trono de Iván el Terrible tallado en
madera en el año 1551, y las grandes arañas de cristal del siglo XVII.
La Catedral de la Anunciación fue
construida en el año 1489, aunque se incendió poco después y volvió a ser
reconstruida en el año 1572. Aunque destaca también por las pinturas que tiene
en su interior, lo más reseñable es el “Porche de Iván el Terrible” llamado así
porque desde ahí el Zar Iván el Terrible tuvo que observar su propia boda, ya
que se casaba por cuarta vez, y la iglesia ortodoxa sólo permite como máximo tres
desposorios, por lo que le prohibieron la entrada.
La Catedral de San Miguel Arcángel es del
año 1508. Una mezcla entre el estilo antiguo ruso y el italiano, y de clara
tendencia veneciana. En esta Catedral fueron enterrados todos los zares rusos
hasta Pedro I el Grande.
Recomendación:
No sólo hay que visitar en Moscú la Plaza Roja o el Kremlin. Es famoso en el mundo entero el metro de Moscú. Ideológicamente, las estaciones de metros eran los palacios del pueblo. Y como tales fueron construidas: como palacios subterráneos. Son auténticos museos; obras de arte muchas de sus estaciones: esculturas, mosaicos, cuadros, mármoles, grabados, el colorido, el brillo... no hay que perdérselo, sobre todo, las estaciones de Kievskaya, Mayakovskaya, Arbatskaya y Ploschad Revolutsii.
No sólo hay que visitar en Moscú la Plaza Roja o el Kremlin. Es famoso en el mundo entero el metro de Moscú. Ideológicamente, las estaciones de metros eran los palacios del pueblo. Y como tales fueron construidas: como palacios subterráneos. Son auténticos museos; obras de arte muchas de sus estaciones: esculturas, mosaicos, cuadros, mármoles, grabados, el colorido, el brillo... no hay que perdérselo, sobre todo, las estaciones de Kievskaya, Mayakovskaya, Arbatskaya y Ploschad Revolutsii.
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