Al entrar, como en
todas las mezquitas, te atrapa una atmósfera difícil de describir.
Pero, al ser la mezquita que recibe mayor número de turistas, se pierde un poco
la magia porque le hace perder fuerza religiosa, pero el espectáculo es
impresionante.
Los mosaicos azules
que la adorna le confieren una luz especial. Los techos, las columnas en forma
de palmeras son maravillosas. Todo en ella es perfecto.
La Mezquita Azul es la
mezquita más importante de Estambul. Su nombre en
turco es Sultanahmed Camii, Mezquita del Sultán Ahmed, ya que fue construida por el Sultán Ahmed I entre 1609 y 1616. Fue
inaugurada en el año 1617 durante el mandato de Mustafá I
La Mezquita Azul cuenta con seis minaretes lo que, en el momento de su
construcción, provocó mucha polémica, ya que la Meca también tenía seis.
Posteriormente y para apaciguar a los fieles, en la Meca se construyó un séptimo
minarete para marcar la diferencia.
La mejor hora para ir
es por la mañana, cuando los rayos de sol iluminan las vidrieras y también
cuando menos turistas hay. De todas maneras, se
tiene que visitar varias veces y a horas diferentes, porque a cada hora nos
vamos a encontrar una mezquita diferente.
Un dato muy curioso
el lavatorio de pies que hay en un lateral.
Cerca de estas
mezquitas se encuentran dos obeliscos uno romano y otro egipcio. Toda esta área
es lo que antiguamente era un circo romano, ya que se efectuaban carreras de
cuádrigas.
La mezquita fue construida durante el reinado del decimocuarto
sultán otomano, Ahmet I, entre 1603-1617. Es la mezquita más grande y fastuosa de Estambul.
Fue construida por el discípulo del arquitecto Mimar Sinan, Mehmet Aga. Su
construcción, fue iniciada en 1609 y finalizada en 1616. La mezquita fue construida junto con una
madersa, escuela coránica, un asilo, un centro comercial de artesanía, un
“kervansaray”, alojamiento para camellos, una fuente y un “külliye”, complejo
socio-religioso.
El sultán Ahmet subió al trono a los
catorce años y gobernó con gran aceptación popular hasta los veintiocho;
falleció de cáncer, unas cuantas semanas después de inaugurar la mezquita. Está
enterrado en el “külliye” de su propia mezquita, en un mausoleo que
construyeron más tarde. El arquitecto de la mezquita, Mehmet Aga recibió el
apodo de “Sedefkar”, el marquetero.
El lugar elegido para la
construcción de la mezquita fue el centro de la ciudad, antiguo
emplazamiento de un hipódromo romano. Uno de los motivos de elegir
esta zona fue porque estaba cerca del palacio de Topkapi. Además desde
este punto de la ciudad se podía dominar los dos mares que rodean la Estambul. El cuidado al
elegir el lugar de construcción es un reflejo del posterior esmero que
demostraron al elegir los materiales de construcción y la decoración de
la mezquita. Los 21.043 azulejos usados en su construcción fueron hechos en
los talleres del palacio; las alfombras de cientos de metros cuadrados fueron
tejidas en los telares imperiales y los cristales de las lámparas de aceite
fueron traídas del extranjero.
Además, posee
260 ventanales alineados
en cinco niveles, que permiten una filtración de luz espectacular que deja
impresionado a cada uno de los turistas que la visitan. Por ello es
recomendable dejar esta visita para un día soleado.
Al entrar en la Mezquita Azul se entiende
el porqué de su nombre: hay más de 20.000 azulejos de
color azul que adornan la cúpula y la parte superior de la mezquita. Todos los
azulejos fueron llevados de la ciudad de Iznik (Nicea).
La iluminación de la mezquita proviene de
sus más de 200 vidrieras y de las lámparas de araña que
cuelgan del techo.
La entrada a la Mezquita Azul es gratuita, aunque se puede dar una pequeña donación a la salida para sufragar su mantenimiento. Como manda la tradición islámica, al igual que en el resto de las mezquitas de la ciudad, hay que entrar descalzos, con la ropa adecuada. No se puede entrar con pantalones cortos ni con los hombros al descubierto. Las mujeres deben llevar los hombros y el pelo tapado. Si no se tiene nada para cubrir, allí mismo ofrecen "kits" para las personas que no reúnan la vestimenta adecuada. De todos modos es aconsejable llevarla uno mismo, el día en el que se vaya a visitar.
La entrada a la Mezquita Azul es gratuita, aunque se puede dar una pequeña donación a la salida para sufragar su mantenimiento. Como manda la tradición islámica, al igual que en el resto de las mezquitas de la ciudad, hay que entrar descalzos, con la ropa adecuada. No se puede entrar con pantalones cortos ni con los hombros al descubierto. Las mujeres deben llevar los hombros y el pelo tapado. Si no se tiene nada para cubrir, allí mismo ofrecen "kits" para las personas que no reúnan la vestimenta adecuada. De todos modos es aconsejable llevarla uno mismo, el día en el que se vaya a visitar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario